Editorial de nuestro director Alberto de Jesús de la revista de Bous al Carrer de marzo.
Las declaraciones de la presidenta del Gobierno de Navarra, María Chivite, del Partido Socialista, diciendo que no se harían Sanfermines encendió una traca que aún sigue sonando en todos los rincones de España. Por suerte, salió a frenarla el alcalde de Pamplona, Enrique Maya, del partido Navarra Suma, que dijo que, de eso nada, que ellos tenían la última palabra. Con lo cual quedó la cosa con las espadas en alto y todas las partes se han puesto a trabajar. Por parte del alcalde, que quiere toros, aunque sólo sean las corridas, y, por la otra, ni se sabe, pero, se supone.
Este tema ha tenido repercusión en toda España, Francia y Portugal, ya que muchos ayuntamientos que ya se estaban planteando hacer toros este verano, ahora ya empiezan a recular pensando que, ‘si Pamplona no hace los Sanfermines, nosotros para qué vamos a movernos’.
El ‘efecto dominó’ empezó a tener efecto, y hay que hacer lo posible para pararlo y para que a los que no les gusta las fiestas taurinas no tengan la excusa con la pseudo-anulación de San Fermín, para que no se hagan en los pueblos y ciudades del resto de los distintos países taurinos.
Me consta que todas las partes que componen la fiesta taurina se han puesto en marcha y a disposición de los demás; por un lado, los profesionales taurinos, toreros banderilleros, picadores, etc, que acoplarían sus pretensiones económicas a cualquier medida de aforo que se decidiera; por otra parte, los ganaderos, tanto los de lidia como de festejos populares, que también se suman a esa misma propuesta con el fin de lidiar sus toros y que no vayan al matadero.
Los corredores también se están reuniendo para llegar a un acuerdo con el ayuntamiento y se ponen a disposición de las autoridades sanitarias para que se decida qué condiciones deben cumplir para que se realicen los encierros, con más o menos gente, con PCR o vacunados, etc. Con lo cual, en principio, las cuatro partes directas se podrían poner de acuerdo. Falta la Casa de Misericordia, que es el alma máter de todo este embrollo, es la que emplea los beneficios de la Feria del Toro para atender a más de 500 personas, y que, estoy seguro, aceptaría de buen grado esta voluntad de acuerdo entre todos si se llega a un consenso.
Ya sólo falta meter a un representante de cada sector, más el del Gobierno de Navarra, el del ayuntamiento de Pamplona y a alguien de sanidad en un salón, o por videoconferencia, todos ellos navarros, y empezar a trabajar para que este año se celebren los Sanfermines sí o sí, aunque sea sin gente de fiesta por las calles, con menos público en la plaza y con la cantidad de corredores que se decida.
Después, nosotros los disfrutaremos por televisión y nos suscribiremos a algún canal para ver las corridas por canal de pago.
Como veis, sólo es cuestión de voluntad y que salgan de esa reunión con los Sanfermines firmados y la alegría de todos los taurinos del mundo se desbordará en el Chupinazo más esperado.
Toda esta primera pieza del dominó es necesaria que no caiga, porque podría arrastrar a las demás, ya que me inquieta mucho su posible repercusión. Pero si se logra evitar la caída, eso ayudará para que pronto vuelvan los toros a las calles y a nuestras plazas, autorizados por las altas instituciones públicas encargadas de autorizarlas, y los organizadores, empresarios y concejales empezarán a preparar sus fiestas con ilusión.
Todo debe volver a la normalidad lo antes posible, en cuanto las vacunas y las medidas que hemos soportado durante más de un año consigan el efecto de inmunizar a la población, y debemos evitar que se salgan con la suya los que quieren aprovechar este río revuelto para escaquearse de sus responsabilidades, echándoles el muerto a los navarros, y con ello no autorizar festejos populares, que no consigan su propósito.
Por eso, el mundo taurino necesita de la involucración de todos y empujar desde sus posibilidades para que los toros vuelvan pronto este año.
La frase: “La unión hace la fuerza”.