¿Que la situación es muy grave? Sí, la más delicada desde la Guerra Civil hace 80 años. ¿Qué las consecuencias nos llevará años superarlas? también. Pero después de la tormenta siempre llega la calma, de la misma manera que todos los días sale el sol.
Las administraciones, por desgracia muy mal gestionadas, marcarán el camino y nuestro futuro como sociedad. Lo primero es la salud y el control de la situación y después…, con tiempo y tino, llegarán las soluciones. Pero hasta entonces todos en casa y asumiendo los costes del ‘paro técnico’. Y vaya por delante que no todo es dinero, ya que mucha gente ha perdido seres queridos o ha pasado situaciones realmente desagradables.
Sin duda no será antes del verano cuando la cosa se calme, y ojalá sea así. Será diferente en muchos aspectos, pero será. Así lo espero por el bien de la Fiesta en general y de las empresas del sector en particular. Son los ganaderos los primeros en alzar la voz, pero detrás de ellos hay muchas empresas y mucho dinero perdido. Estamos viendo continuamente como se suspenden fiestas y festejos de gran relevancia a nivel nacional e internacional, por lo que no temblarán las manos a la hora de suspender semanas tan importantes como Sagunto, La Vall d´Uixó o Segorbe, por nombrar algunas.
Mayo y junio están perdidos ya, pero vamos a ver cómo avanza el coronavirus y qué posibilidades hay de ver toros por nuestras calles. Aunque imaginar ahora un recinto abarrotado de gente asusta, da vértigo solo pensarlo. Como dice Simeone: “partido a partido”, sin correr, sin cegarnos por la negatividad, simplemente con paciencia y sentido común.
La factura ya es muy grande y la gente si no trabaja no paga, y si no paga no hay dinero en impuestos para revertir en la población. Un maldito círculo vicioso del que ya veremos cómo salimos, y está claro que poder trabajar es una forma, pero en condiciones y con garantías claro.
Ahora se ve la dureza del campo español, el trabajo de los ganaderos y agricultores. Ellos no se han quedado en casa porque sus animales y cultivos les necesitan, y nosotros a ellos. Parte de mi aplauso diario era para todos ellos, por supuesto. Me cuesta imaginar lo que pasa por la cabeza de esos ganaderos que ven cómo el fruto de años se va al matadero, pero también me cuesta pensar en los cebaderos que tenían ya reseñados sus astados para nuestras fiestas. Menudo desastre. Hay que salvar la temporada, o lo que quede, porque lo perdido ya no volverá. Mucho ánimo a todas esas peñas y pueblos que se han quedado sin fiestas, sin ilusión, pero seguro que en 2021 volverán con más fuerza si cabe.
En fin, creo que sí veremos toros porque con ello despegará parte de la economía de nuestra tierra y de nuestra gente, y con ello crecerá el optimismo en una sociedad que lleva casi dos meses viviendo una auténtica pesadilla. Volveremos a disfrutar del ganado de corro, del toro en cuerda, de los embolados y del toro cerril en todo su esplendor.