Por Javi González ‘Viza’ (@Javi_Viza) – Artículo publicado en la revista de mayo
Nunca antes se anhelaba con tanta vehemencia un cambio urgente en la representación de los aficionados. Basta con darse una vuelta por las redes sociales y ver como diferentes peñas taurinas, de norte a sur y de este a oeste de la Comunitat abogan al unísono por un nuevo aire en los mandos de la Federació de Penyes de Bous al Carrer de la Comunitat Valenciana. Y es que desde que Modesto Martínez dejara la presidencia en 2015 y la organización pasara a manos de su actual presidente, Vicente Nogueroles, la Federació ha sido un auténtico Titanic que ha acabo yéndose a la deriva.
Por un lado, la entidad se ha visto involucrada en numerosos casos que, desde luego, no son beneficiosos para la fiesta. Desde un contrato de adjudicación directa entre la Diputació de València y su presidente, hasta miembros de la directiva organizando un concurso de recortadores en la plaza de toros de València hace tan sólo unos meses, pasando por no aclarar en las asambleas en qué se han gastado o repartido las subvenciones recibidas por parte de la Generalitat Valenciana. Una entidad que tiene una imagen mermada y, por ende, la imagen de los bous al carrer.
Por otro lado, desde que llegó Vicente Nogueroles a la presidencia, coincidencias de la vida en espacio y tiempo, la fiesta de los bous al carrer ha perdido lo más valioso que tenía y que con mucho sacrificio y trabajo consiguió su antecesor Modesto Martínez: Su catalogación como Bien de Interés Cultural Inmaterial, quedando, de esta manera, la fiesta desprotegida. También intentó convencer a la afición para que la figura del veterinario entrara en la fiesta – a pesar del encarecimiento que ello supondría y el riesgo que podría suponer, sobre todo, para municipios pequeñitos – hasta que estas se rebelaron y rectificó su postura. Con la actual directiva, por pura coincidencia, llegó también la prohibición del toro embolado en la capital del Turia y en todas sus pedanías donde el rito del toro embolado es tan importante como Carpesa, Massarrojos o Benimàmet y otras localidades como Ondara, Cullera o Pedreguer. Municipios que vieron sus festejos taurinos prohibidos como Alzira, Guadassuar, Benejúzar, Aldaya, Paiporta o Xirivella; Precisamente en esta última localidad aseguró el presidente de la peña taurina, Miguel Sevilla, que “La Federación nos dejó abandonados, ¿para qué sirve?”.
Una trayectoria marcada por más sombras que luces, por eso, las peñas y aficionados piden un cambio y ven en Germán la esperanza, la ilusión, el compromiso, la transparencia, el trabajo en equipo, el optimismo, hartos de años de oscurantismo, personalismos, intereses y peligros para la fiesta.
Los peñistas pueden recuperar la esperanza y tener fe si Germán llega a la presidencia el 6 de mayo. No se puede decir lo mismo de la actual directiva de la Federación, estos deben irse con la cabeza agachada y pedir perdón por su mala gestión. Arrivederci!